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40 Todos regresaron con Salomón a Jerusalén, celebrando gozosamente y con mucho alboroto. 41 Cuando Adonías y sus invitados estaban terminando su banquete, oyeron la conmoción y los gritos.

―¿Qué es lo que pasa? —preguntó Joab—. ¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad?

42 Y mientras aún hablaba, Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar, llegó corriendo.

―¡Pasa! —le dijo Adonías—. Tú eres un buen hombre, y debes tener buenas noticias.

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